BIENVENIDOS

 

Poesias

LOS QUE TRABAJAN EN LA SOMBRA



Mi primer canto a vosotros que trabajáis en la sombra
A ese río de cauce oculto que tantas veces se ignora,
A esos que tanto luchan, empujan y nadie nombra
Los que callados humildes nadie ve pero se notan
Pintores, imagineros que a Cristo y María dan forma con su cúpia y pinceles,
Carpinteros, los que doran esos pasos deslumbrantes que en nuestras calles asombran
Orfebres y dibujantes que ennoblecen cuando tocan
Los sastres y costureras, las labores de las monjas
Los que quemando sus ojos, los mantos y palios bordan
Todos aquellos que ponen el corazón en la obra
Priostes y camareras que visten a la Señora,
A los que limpian la plata y altares desornan
Los que fabrican la cera y con primor la colocan
Los que cultivan las flores y esos artistas que logran que los pasos cuando salen sean un cachito de gloria
Los del botijo y la caña,
Los del incienso que flota, inundando nuestras calles de tal celestial aroma
A todos los que dedican al año cientos de horas
Los que montáis sin ser vistos esta soberbia tramoya,
Los que hacen los rostrillos de cartón y de escayola
Curtidores y artesanos de zapatillas y botas
Los que a golpe de metal, cascos y espadas transforman,
Los insignes alpatanes que nos escalcian la copa
Cocineros y ayudantes, cuyas mesas suntuosas ponen trono a la poesía y a las saetas corona,
Al que toca la campana,
Músicos que con sus notas llenan el aire de vida y el alma nos reconfortan
( saitero sin nombre, que nadie paga ni glosa, en una esquina cualquiera, el corazón nos destroza )
Y tantos los bastoneros que sobre su hombros portan
Al vendito nazareno o a su madre dolorosa,
Anónimos costaleros que tanto sufren y lloran bajo las trabajaderas, sin que su rostro conozcan,
Y al capataz que gritando, termina con la voz rota
Nazarenos, penitentes cuyo rostro nunca asoma
Las mujeres que renuncian a tantas y tantas cosas, transmitiendo a nuestros hijos esta tradición gloriosa
Los que por su cofradía se quitan pan de la boca,
Y al que impedidos enfermos, detrás de cristales llora
A todos vaya mi canto
Que sea mi mejor estrofa,
Porque soy el callamaso sobre el que este pueblo borda
Vosotros sois el cimiento que a nuestra Mananta apoya,
Y siempre seréis ejemplo trabajando y en la sombra.

- JUAN ORTEGA CHACÓN -



SER MANANTERO

Ser Mantero, hijo mío
No es cantar como un poseso las últimas melodías
De moda en ese momento.
Ni tampoco cuarteleras gritando con desenfreno
Y la voz aguardentosa de un borracho marinero.
No es recorrer nuestro pueblo
Con un tambor mal templado
Poniendo cara de entierro.
Ni coger una gran “mona”
Cosa que es de poco acierto, y pasearte con ella,
Vestido de rebateo,
Golpeando el cirio los adoquines del suelo.
No es dejarse siete días la misma ropa en el cuerpo.
Ni vestirse de figura
Y menos de Nazareno
Mirando hacia los balcones con gesto carnavalero.
Ser Manantero, hijo mío,
Es algo mucho más que serio.
Es tener un corazón que no te quepa en el pecho.
Es amar a todo el mundo.
A tu hermano, al forastero……
Ser humilde, ser cristiano.
Cuando haya de ser alegre, ser alegre como el agua
De un juguetón arroyuelo.
Si la Virgen es la rosa……
Tú debes ser jardinero que le quite las espinas.
Y de la cruz de Jesús,
Debes ser el carpintero que rebaje sus aristas
Y convierta ese madero en un confortable lecho
¡ Por amor, por manantero!
Es ayudar al humilde.
Es servir a cada hermano
Es abrir tu corazón en cada apretón de manos
Respeta los manantiales en los que antes bebieron
Pontanenses que se han ido.
Viste los mejores ropajes, sigue los mismos ejemplos
Que dieron a nuestros padres,
Con cariño sus abuelos,
¡Lucha por nuestra mananta en las sombras del silencio!
¡Sé guardián firme y fiel de la tradición del pueblo!
Y cuando el Terrible quiera llevarte con Él al cielo…
¡Entra por la puerta grande y al que este allí de portero,
Enséñale con orgullo, tu corazón manantero!


SOY, QUIERO SER PONTANES

Puente Genil tierra hermosa
Gracia y sol de Andalucía
Todo el mundo te conoce
Por tu rango y simpatía
No hay nadie que te iguale
En belleza e hidalguía
Ni nadie que te iguale
En cariño y alegría.

De tus verdes olivares y
De tus membrillos de oro
Nacen el aceite y el dulce
Que son tu mayor tesoro
Torrentera de emociones
Tu bella Semana Santa
Que por amor y arte
La más singular de España.

Río Genil viejo y pardo
De caminar bullicioso
Eres fiel a nuestro pueblo
A su paso generoso
Pueblo de mi Nazareno
Orgulloso estoy de ti
Eres lo que más venero
Porque en tu tierra nací.

Soy, quiero ser pontanés
Manantero y humilde cristiano
Quiero darle un abrazo a la gente
Y ofrecerle la ayuda a mi hermano
Subir cantando a la ermita
Llorar ante mi Nazareno
Y pedirle perdón por mis culpas
Y pedirle perdón por mis culpas
Y rezar pa que el mundo sea bueno.
Laj fiejtaj de La Puente

Pá ver prusesionej
guenaj y con grasia
vente, chache, cormigo a “La Puente”
pa Semana Santa.

Yo que jui antaño
con chacha Tomasa
me queé pasmao, viendo aquellaj cosasj
como a loj mochuelos cuando se lej baila.

¡Qu’ej un pueblo mu majo aquel pueblo
y ej su gente las maj campechana;
loj mosoj, jormalej;
laj mosaj, toaj guapaj!

Dicen qu’en Sevilla son las prusesionej
entavia maj majaj
pa mi, qu’estoj dichoj son figurasionej
de cuatro aburriosj con sangre d’horchata;
por que vomoj a dar qu’en Sevilla
lleven toj loj santoj muchasj luminariaj,
y loj mantoj talmente de oro
y loj palioj talmente de plata
y maj abalorioj,
y maj filigranaj;
y tamien que se canten saetaj
por artijtaj que sepan cantaglaj
y en dijpuej qu’haiga toroj y baile
de que llega el domingo de pajcua;
pero no se derrama to er vino
qu’en ejtoj diaj se derrama,
ni te ejtaj con aquella alegría
y aquella bullanga,
juevej santo por la tarde,
viernej santo de mañana,
cuando espera el pueblo que pasen
loj romanoj, tocando dianaj,
con suj trajej de raso y de oro
y con suj ejcudos y suj alabadaj,
y suj cajcoj de blancoj penachoj
com`un bandurillo de palomaj blancaj
que volaran, inquietaj, juendo
de la chiquichanga.
¡Vaya juerga, chache!
toj le jasian parmaj
como cuando vimoj acá la comediaj
el verano que juimos a Málaga.

Y de to, lo qu´a mi maj me gujta
ej el priendimiento qu´hasen en la plasa,
seij u siete romanoj que prienden
a la virgen, crusando laj lansaj;
un cura, lej grita dende un barconsillo:

¡Dejagla pasar, dejagla, dejagla!
¡Qu´ej su madre buscando a su hijo!
¿No suj dá ya lájtima?
Y maj cosaj que ya no m´acuerdo
tamien dichaj con guenaj palabraj
que t´armaban un nuo aquí dentro
y te sartaban, asina, laj lagrimaj.

Elloj s´hasian sordoj hajta laj trej vesej,
Qu´hasta laj trej vesej no podian dejagla,
porque dicen qu´asin lo jisieron
cuando Dioj por er mundo s´andaba.

Luego están laj figuraj, que forman
una carrefila mu larga, mu larga…
con suj vejtimentaj bordaj por lo fino,
y con suj martirioj, cuasi toj de plata,
y con suj rojtrilloj, y con suj diademaj
y con suj pelucaj, y con suj sandaliaj,
y toj, calle arriba, mu tiesoj, tan tiesoj,
que manque son hombrej, te paesen ejtatuaj.

Endijpuej tamien cantan saetaj,
y´o m´acuerdo de doj qu´ampesaban;
–“Alondraj y ruiseñorej”—
–“La sangre pura brotaba”—

De que vide a Jesuj Nazareno,
qu´en “La Puente” ej el amo laj cargaj,
y a quien toj le desian “Er Terrible”
y a quien toj con fervor imploraban,
comensé a trasudar por la frente
y sentí en lo maj hondo del alma,
como si unoj martilloj mu juertej,
pum-ba, pum-ba, pum-ba me martillearan;
y jinqué mij roillaj en tierra;
y de mij sojoj saltaron laj lagrimaj,
y resé sin haber aprendio,
que pa Dioj no hasen farta palabraj;
quien no sabe resá con la boca
¡Resa con el arma!

yo no sé si m´habré ya explicao;
yo no sé si la hijtoria ejtá clara;
maj lo dicho; pá ver prusesionej
guenaj y con grasia,
vente, chache, cormigo a “La Puente”
pa Semana Santa.

Autor: Manuel Pérez Carrascosa

Las Lamentaciones De Jeremías